Ojos Turcos |
A lo largo del Mediterráneo y Oriente Medio, muchas personas creen que las miradas de envidia o de grandes elogios de los demás pueden traer mala suerte. Según ellos, los malos sentimientos que están dentro del ser humano salen fuera a través de los ojos, ya que los ojos son la parte más expresiva y evidente del cuerpo humano.
El individuo, al mirar la inmensa mole, exclamó: “¡Dios mío! ¡Qué roca grande!”. En ese instante un ruido tremendo se escuchó y la piedra rompió en dos partes. A partir de aquel día, el hombre curó de su mal y el mineral se convirtió en amuleto para prevenir contratiempos de todo tipo.
Y así es como, desde tiempos remotos, los habitantes de las riberas del Mediterráneo han creido que los poderes del ojo azul Nazar Boncugu (Ojo Turco o Griego) preservaban de cualquier tipo de desgracia. Algunas fuentes llegan a decir que el origen del ojo azul se debe a la invasión de los pueblos del norte. Los nórdicos tenían ojos azules y los habitantes de la Anatolia pensaron que ellos les echaban mal de ojo, para contrarrestarlo crearon el ojo azul. De este modo llega a nuestros días el conocido ojo turco, piedra azul que se utiliza de muchas maneras.
Es uno de los elementos más comunes de la decoración de cualquier hogar o negocio de Turquía. Por eso es tan habitual ver por todas partes el Nazar Boncugu en Turquía: engarzados en joyas, colgados en cualquier coche, sobre las puertas de cualquier hogar, en los bolsos, junto a un recién nacido, etc.
Barcos en Malta, con el ojo turco pintado a modo de protección |
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